El corazón de Pérez Zeledón se convirtió en un escenario de protestas cuando cientos de ciudadanos se congregaron para protestar contra el controvertido plan de ordenamiento territorial propuesto por la municipalidad. Las calles están llenas de personas indignadas, agricultores desesperados y comerciantes preocupados por el futuro de la región. Este plan, lejos de ser una solución para el desarrollo sostenible, parece ser una sentencia de ruina para los agricultores locales.
El plan de ordenamiento territorial, presentado por las autoridades municipales como una medida para "modernizar" y gestionar mejor el crecimiento urbano y rural, ha desatado una ola de indignación entre la población. Los agricultores, que dependen de la tierra para sobrevivir, se sienten traicionados por un plan que limita drásticamente sus actividades y reduce sus posibilidades de subsistencia.
Según los manifestantes, el plan impone restricciones excesivas a las actividades agrícolas, limitando el acceso a las zonas verdes y restringiendo el desarrollo rural. Los agricultores se enfrentan a la perspectiva de perder sus tierras y sus medios de vida, lo que amenaza con sumir a la región en la pobreza y el desempleo.
Los comerciantes locales también han expresado su preocupación por el impacto económico negativo que este plan podría tener en sus negocios. Con la disminución de la actividad agrícola, se teme que el turismo y el comercio se vean afectados, lo que podría llevar al cierre de empresas y la pérdida de empleos en la zona.
La falta de transparencia y participación ciudadana en la elaboración del plan ha generado aún más ira entre la población. Los residentes se quejan de no haber sido consultados adecuadamente y de que sus preocupaciones no han sido tenidas en cuenta por las autoridades municipales. Esta falta de diálogo y consideración ha exacerbado la tensión y ha llevado a la ciudadanía a tomar las calles en un acto de desesperación y resistencia.
El polémico plan de ordenamiento territorial de Pérez Zeledón ha desencadenado una crisis que no se miraba en la región desde las protestas en contra del "Combo del ICE". Con cientos de personas protestando en las calles, queda claro que la población está unida en su rechazo a un plan que amenaza con destruir la forma de vida de los agricultores y socavar el tejido económico y social de la comunidad. Las autoridades municipales deben escuchar las demandas del pueblo y reconsiderar este plan antes de que sea demasiado tarde.
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