Aproximadamente 30,000 menores de edad se encuentran trabajando en condiciones precarias en todo el país.
La Fiscalía Adjunta Contra la Trata de Personas y Tráfico Ilícito de Migrantes ha detectado explotación laboral infantil en trabajos como la agricultura, pesca, cuidado de adultos mayores y niños, así como en labores domésticas y supermercados.
Según un informe de la Organización Internacional del Trabajo, más de 160 millones de niños en el mundo son víctimas de esta forma de trata de personas y Costa Rica no está exento de esto.
Paula Aragón, fiscal de la Fiscalía Adjunta Contra la Trata de Personas y Tráfico Ilícito de Migrantes, señala que la explotación laboral infantil consiste en la obtención de un beneficio económico u otro tipo, ya sea para personas tratantes o terceros, por medio del sometimiento contra una o varias personas menores de edad, ya sea mediante la fuerza o engaño en cualquier tipo de trabajo o actividad laboral.
"Este año estamos llevando a cabo cuatro investigaciones por delitos de explotación laboral en perjuicio de personas menores de edad. Las principales formas de explotación son las labores en pesca, agricultura, domésticas, cuido de otras personas menores de edad, cuido de adultos mayores y el trabajo en supermercados. Estos sitios son los lugares donde usualmente podemos encontrar a personas menores de edad en explotación laboral,” manifestó Aragón.
Los explotadores a menudo engañan a los padres o tutores con promesas de mejores condiciones de vida y oportunidades para los menores. Aragón señala que muchas ofertas laborales engañosas se publican en periódicos y medios electrónicos, solicitando fotografías o sin requerir experiencia. En algunos casos, esto también lleva a la explotación sexual.
La última encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) reveló que aproximadamente 30,000 menores de edad se encuentran trabajando en condiciones precarias en todo el país. La mayoría de estos niños provienen de familias de bajos recursos, lo que los obliga a contribuir económicamente desde temprana edad, sacrificando su derecho a una educación y un desarrollo integral.
La región central del país es la que presenta mayor cantidad de personas menores de edad trabajadoras (56,0 %), mientras que en el resto de las regiones (Brunca, Huetar Norte, Huetar Caribe, Pacífico Central y Chorotega) acumula el 44,0 % restante.
En relación a las actividades en las que trabajan, el sector agropecuario es una de las principales (33,2 %) para la población de 5 a 17 años, seguido por el sector comercio (26,7 %) y el resto de ramas de actividad (40,1 %).
Además, del total de personas ocupadas entre 5 y 17 años, el 26,6 % tienen entre 5 y 14 años, mientras que el 73,4 % están entre 15 y 17 años, lo cual refleja que conforme aumenta la edad, incrementa la posibilidad de inserción en el mercado laboral.
"Familiares, amigos y terceros son los que les ofrecen a padres o tutores mejores condiciones de vida social con la oferta de que les van a dar más oportunidades en la vida como en la estudiantil y alimentación. Sin embargo, ahí es donde muchos padres son engañados o tutores y entregan a sus hijos para ser explotados laboralmente,” señaló Aragón.
Las víctimas de trata no solo enfrentan explotación laboral, sino también abusos sexuales, fabricación y difusión de pornografía infantil, agresiones, lesiones, privación de libertad y tráfico de drogas. Por eso, es importante que las personas denuncien y no callen.
En muchos casos, son sometidos a jornadas laborales extenuantes, expuestos a condiciones peligrosas y sin la protección adecuada. Estos menores no solo están en riesgo físico, sino que también sufren consecuencias psicológicas a largo plazo.
¿Cómo identificar a una víctima?
Identificar a una víctima de explotación laboral infantil requiere observar varios signos y comportamientos que pueden indicar que un niño está siendo explotado.
La fiscal considera que el ausentismo escolar, rezago en las escuelas, fatiga, baja autoestima y el comportamiento retraído o temeroso son las principales causas o detonantes donde se puede decir que están siendo explotadas laboralmente.
"Es importante que los docentes y centros educativos estén atentos para detectar estos casos,” dice Paula Aragón.
La apariencia descuidada, como ropa sucia, rota o inadecuada, así como lesiones y enfermedades frecuentes, también son otros signos de explotación laboral.
Identificar a una víctima de explotación laboral infantil es un proceso delicado y complejo que requiere una observación cuidadosa y, a menudo, la intervención de profesionales capacitados en protección infantil y derechos humanos.
Ante cualquier sospecha en su comunidad, escuela, colegio, vecindario, se debe denunciar porque una vez con la información las autoridades inician una investigación que podría hasta salvar vid
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