La autopsia realizada a Kimberly Araya Granados confirmó que su muerte fue un homicidio. El informe del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) concluye que la forma de muerte fue homicida, basada en la escena del crimen, el sitio y la forma en que fue hallado el cuerpo.
No se utilizaron armas para causar la muerte de Kimberly. No se encontraron fracturas recientes ni heridas por proyectiles de arma de fuego o por arma blanca. La principal hipótesis manejada por las autoridades es la asfixia, aunque no se pudo determinar con exactitud la causa de la muerte.
El principal sospechoso del asesinato es el esposo de Kimberly, identificado como Pérez Mena. Se cree que él le habría dado muerte cuando ella llegó de su trabajo en San Luis de Santo Domingo en Heredia. Posteriormente, habría trasladado el cadáver en su automóvil hasta una zona a kilómetro y medio del túnel Zurquí, en el sentido San José-Limón, donde lo arrojó por un guindo de 20 metros de altura.
Un día después del crimen, Pérez Mena regresó al lugar para verificar si el cuerpo era visible desde el camino.
Este caso sigue en investigación por las autoridades judiciales para esclarecer todos los detalles y circunstancias del crimen.
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