La esperada reunión entre el presidente Rodrigo Chaves y la contralora Marta Acosta concluyó con un punto de acuerdo inusual: no hubo acuerdo. El encuentro, marcado por tensiones desde su inicio a las 2 p. m. en la Contraloría, se centró en dos temas principales: la detención de la compra de escáneres aduaneros y la suspensión del proyecto de Ciudad Gobierno.
Chaves defendió la importancia de ambos proyectos para el país, criticando la postura de la Contraloría por su interpretación de la ley, que consideró "antijurídica". Por su parte, Acosta y su equipo argumentaron que, en ambos casos, se incumplió la normativa y que la Contraloría actuó conforme a sus competencias.
La tensión aumentó cuando se discutió la vía para resolver los desacuerdos, ya que Chaves lamentó la falta de opciones y criticó la demora del proceso judicial. Mientras tanto, Acosta sugirió otras alternativas, como la licitación pública, que el presidente consideró poco viable.
El pulso entre ambos continúa, especialmente en el caso de Ciudad Gobierno, donde Chaves insiste en su importancia para el ahorro económico del país. Sin embargo, la incertidumbre persiste sobre cómo se resolverán los desacuerdos entre el Ejecutivo y la Contraloría.
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